Los perros son presa fácil de parásitos internos y externos. Entre las enfermedades de las que pueden ser víctimas, las enfermedades parasitarias internas son sin duda las más peligrosas por su frecuencia y las complicaciones que pueden ocasionar.
Perros pequeños o grandes, al aire libre o de apartamento, perros que viven en el campo o en la ciudad, nadie se escapa. Los cachorros infestados de gusanos se infectaron en el útero de su madre o después del nacimiento a través de su leche. El perro adulto, por otro lado, se infesta a sí mismo indirectamente, al ingerir larvas de parásitos de un entorno externo.
Una infestación de gusanos es difícil de detectar, tanto más si es solo luz. Por lo tanto, también podría sospechar de ella sistemáticamente. Sin embargo, existe una serie de síntomas que nos permite concluir que está presente:
– pelo opaco
– prurito anal
– presencia ocasional de pequeños gusanos blancos en las heces
– fatiga inexplicable, inapetencia
– pérdida de peso sin causa aparente, diarrea y vómitos
– alergias, manifestaciones secundarias
Estos síntomas son aún más marcados en caso de infestaciones masivas. El perro puede albergar gusanos, que se dividen en dos grupos principales:
1. Verdes planos o tenias (cestodos).
2. Verdes redondos (nematodos).
Los gusanos redondos a su vez se subdividen en tres categorías: gusanos redondos, anquilostomas y tricocéfalos, con características y comportamientos radicalmente diferentes entre sí.